El desarrollo es el organizador de los procesos educativos de la primera
infancia, en el que cobra mucha importancia la calidad de las interacciones que
establecen las maestras, los maestros y los agentes educativos con las niñas y
los niños, así como la calidad de los ambientes enriquecidos en donde estas
interacciones tienen lugar, requiriendo de prácticas pedagógicas
intencionadas.
Interacciones
significativas y relevantes.
La base de la educación inicial son las interacciones que ocurren en
forma natural entre la niña y el niño consigo mismos, con los demás y con sus
entornos. El medio ambiente natural, físico, social y cultural, los compañeros
o amigos y los adultos ocupan un espacio importante en la vida de las niñas y
los niños y contribuyen a su proceso de formación, les permiten aprender del
mundo y sus visiones, y les ayudan a desarrollarse.
Experiencias
pedagógicas intencionadas
Hablar de experiencias pedagógicas intencionadas implica afirmar que la
práctica de maestras, maestros y agentes educativos para promover el desarrollo
de las niñas y los niños no puede dejarse al azar, sino que debe realizarse en
forma tal que sea clara la influencia que se pretende ejercer en el desarrollo
infantil, se dispongan los recursos y medios que se requieren para ello y se
organice el espacio de manera que favorezca el alcance de los propósitos establecidos.
Por ello es importante acudir a la planeación como recurso que permite hacer
explícito este proceso orientador de la acción pedagógica.